Banco Ripley trabaja con McKinsey plan de reestructuración y dejaría nicho retail
Desde que recibió la cartera de préstamos de la tarjeta cerrada, el banco ha estado trabajando con distintos asesores.
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Antes de 2014, Banco Ripley era considerada una entidad financiera pequeña. De hecho, se encontraba bastante lejos del volumen que presentaban los bancos de Falabella y Paris.
Sin embargo, fue en ese año que el retailer decidió traspasar su negocio del plástico cerrado a la institución supervisada por la Superintendencia de Bancos (SBIF). Así, se convirtió en el actor con mayor número de tarjetas del país, superando incluso al Chile y Santander.
Este cambio, explica una alta fuente del grupo, trajo aparejada una serie de dificultades, las que incluyeron que la morosidad aumentara una vez que se pudo usar en el comercio en general, situación que fue especialmente notoria durante el primer semestre del año pasado, aunque se fue normalizando hacia el segundo semestre.
En todo el proceso han trabajado con una serie de asesores, con el objeto de fortalecer el área operativa y de riesgo. Y a pesar de que McKinsey está haciendo un proyecto de alta dirección, hace ya un tiempo, en la matriz del retailer, actualmente su foco se encontraría en el banco, confirma la misma fuente.
El objetivo: racionalización de gastos. Eso sí, acota, esto no implica necesariamente despidos, sino hacer más productiva la operación.
Todo para poder hacer frente al desafío de ampliar la oferta de productos, incluyendo en una primera etapa cuentas vista y también líneas de sobregiro. Según comenta un ejecutivo, la idea es pasar, paulatinamente, a convertirse en una entidad que abarque una mayor participación del mercado con una oferta similar a la que ofrecen los bancos comerciales.
La lupa de la SBIF
Cada uno de los principales retailers del país manejan un modelo distinto para su negocio financiero. Mientras Falabella lo mantiene separado de su entidad financiera, Cencosud decidió asociarse con un player -Scotiabank-, y Ripley lo pasó a su unidad bancaria.
“A la superintendencia le costó aprobar este modelo, porque aunque era visto como algo positivo, ya que pasaba a ser fiscalizado por ellos, estaban preocupados de que llegara al banco sólo cartera sana”, comenta un alto ejecutivo del holding.
Agrega, de hecho, que el regulador está ejecutando un seguimiento “muy, muy cercano, monitoreando que el proceso sea exitoso”.
En este proceso, la idea del grupo controlado por la familia Calderón es fortalecer el banco.
Según los resultados informados para el cuarto trimestre, los costos operacionales del banco subieron 10,5%, debido principalmente a un aumento de 19,9% en el costo de riesgo neto.
Esto fue compensado, parcialmente, por una baja de 3,0% en los gastos financieros.
“El cargo por provisiones se incrementa debido a: una menor base comparable causada por la liberación de $1.813 millones en provisiones prudenciales durante octubre de 2014; la toma de $1.001 millones en provisiones adicionales durante el 4Q15 y un alza temporal en el nivel de castigos de la cartera refinanciada como consecuencia del mayor riesgo observado a principios de 2015”, dice el documento, agregando luego que lo anterior se debió a la migración a la nueva Tarjeta Ripley Mastercard. “Despejando el efecto de liberación de provisiones prudenciales en 4Q14 y la toma de provisiones adicionales en 4Q15, el cargo por riesgo disminuye 2,3% en comparación con igual trimestre del año anterior”.
Cómo fue el traspaso
Antes de que tuviera lugar la mencionada integración, Ripley Corp ya había comenzado a ofrecer una tarjeta que, en el mediano plazo, se transformaría en uno de los productos más relevantes para el grupo y, sobre todo, para el banco.
A partir del segundo trimestre de 2013, el retailer comenzó a emitir la tarjeta MasterCard Ripley, realizando colocaciones únicamente con clientes nuevos. Entonces, una vez concretada la integración del negocio financiero, todos estos créditos se traspasaron a la entidad bancaria.